16 de marzo de 2017

El primer día del resto de tu vida

Todos los días pueden ser "el primer día del resto de tu vida".
(¡qué guay, no?)
¿Pero nadie se ha fijado que NUNCA es el primer día del resto de tu vida, sino por el contrario el que hace el número 3874 o el 5492 o... el que toque, en una sucesión de días lastimosamente repetidos, ominosamente iguales en su persistencia?
La teoría está ahí... para dar por retambufen. Para llenarnos de esperanzas vanas. De analgésicas, opiáceas, ideas de cambio, y ciento volando. Y mientras, se abre nueva página en un diario que sólo tiene una única entrada, la primera (que nunca fue gran cosa, seamos sinceros).
Así que, sí: todos los días son el primer día del resto de tu vida, porque todos los días son un único día, el tuyo, ése que sirve para lo que sirve y vale para lo que vale (poquito).

Y mientras la pava de turno, el rolleras de rigor, cantan el kumbayá psicológico y redescubren nuevos horizontes en la misma rueda gracias al Principito, a Lobsang Rampa (un crack que empezó por tirarse el moco con su propio nombre: en realidad se llamaba Cyril Henry Hoskin), a Bucay o a Coelho (o a lo que queda de cualquier otro, en realidad, tras su masticación, deglución y excreción por las mandíbulas demoníacas de ErFeisbúDeLosCohone),
HOY ES EL PRIMER DÍA.
Again.
Hasta la extenuación.
Bienvenidos al día de la marmota.


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